Una de las más notorias peculiaridades de la obra fotográfica de Diego González Ragel es su manera de observar las incidencias de la vida cotidiana. A primera vista, da la impresión de que Ragel ha centrado su concepto de la fotografía en la auscultación metódica de la realidad. Pero no solo reflejando de manera más o menos anecdótica esa realidad, sino implicándose en ella, dotándola de un manifiesto sentido crítico. Y eso se percibe muy bien a poco que uno se familiarice con los temas.Es fácil llegar así a la conclusión de que el fotógrafo es un testigo, pero también un fiscal, lo cual viene a ser como la primera lección efectiva de la obra de Ragel.
Ragel. Madrid interrumpido.
María Santoyo
24×21 cm.
Rústica con solapas.
204 págs. Casi 200 fotos.